18 Errores que toda Start-Up debería evitar
Las Start-ups son empresas que corren mucho riesgo; en muchos casos, el hecho de tener éxito es la excepción dentro de un mercado. Además, muchas veces las barreras más grandes que las Start-ups deben vencer son comunes entre ellas. Por ese motivo, te mostramos una lista de 17 errores comunes que debes evitar a toda costa si quieres llevar a tu Start-up por el camino del éxito:
- Ser un único fundador: aunque parezca extraño, no contar con un compañero a la hora de fundar una Start-up puede traducirse en muchos casos en fracaso; ser uno solo en ocasiones impide el acceso a fondos e inversores. Y el mejor ejemplo lo encontramos en casos reales: la mayoría de Start-ups con éxito tenían dos o más fundadores (incluyendo Apple o Microsoft).
- Elegir una mala localización: por muy buena que pueda ser una idea, la localización en la que empieces tu Start-up puede convertirla en un auténtico fracaso; abrir una tienda de jamón de bellota en un país árabe, por ejemplo, sería la perfecta manera de echar a perder tu idea. Pero hacerlo en una calle concurrida de una ciudad turística en España te garantizaría un éxito absoluto. Es muy importante recordar que, si la localización es mala, no hay nada que puedas hacer para variar su naturaleza; es más fácil cambiar de sitio.
- Centrarse en un nicho marginal: esta estrategia puede acabar arrinconando a tu Start-up; si buscas huir de la competencia, hay maneras mejores de hacerlo.
- Establecer una idea derivada de otra: crear una Start-up basada en otra con éxito buscando esa misma fama es un camino casi directo a no tener éxito; en otras palabras, la compañía del futuro que tenga la misma fama que Google seguramente será completamente distinta, de la misma manera que Google en sí misma no se parece en nada a una compañía con éxito hace 50 años.
- Exceso de obstinación: o en otras palabras, negarse a cambiar una idea que podría haber tenido éxito de haberla adaptado a lo que los consumidores pedían.
- Contratar personal inadecuado: es muy importante mirar con lupa los trabajadores a los que contratas; por ejemplo, en el terreno informático, contratar a un buen o un mal programador puede ser la diferencia entre tener éxito o fracasar como Start-up.
- Retrasar el lanzamiento de un producto: hasta que no muestres tu oferta a los consumidores, no podrás tener una respuesta acerca de lo que les gusta y lo que no. Si te da miedo lanzar un producto por la respuesta que tengan los consumidores, lo más probable es que sepas que no es lo bastante bueno.
- Lanzar el producto demasiado pronto: ni mucho ni muy poco. Adelantarse en el lanzamiento de un producto sin estar totalmente preparado se traduce en que no estés preparado para su éxito o las reacciones del consumidor; o directamente, que el producto no esté preparado para el mercado.
- No tener un tipo de consumidor en mente: es esencial saber que existe la necesidad del producto que ofreces en algún tipo de consumidor real, y no solo en tu cabeza; de lo contrario, puedes encontrarte con que nadie necesite comprar tu producto.
- Conseguir muy poco dinero de tus inversores: si la cantidad de financiación de la que dispones no es suficiente para manufacturar tu producto en todo su potencial, no podrás ofrecer a los consumidores todo lo que piden o esperan.
- Conseguir demasiado dinero de tus inversores: obtener una gran cantidad de dinero al principio de tu Start-up puede provocar que creas que es un éxito antes incluso de que los consumidores decidan sobre tu producto; siempre hay que tener en cuenta que la opinión que realmente importa es la del consumidor, es quien va a aportarte beneficios el resto de años de tu Start-up.
- Gastar demasiado: si gastas demasiado antes de que tu compañía empiece a obtener los suficientes beneficios como para continuar con el mismo ritmo de gasto, te quedarás sin capacidad de inversión; en otras palabras, seguramente se acabó la Start-up.
- No saber manejar a los inversores: a la hora de elegir entre hacer feliz primero al inversor o al consumidor, elige SIEMPRE al consumidor. Ten en cuenta que si el comprador está satisfecho, eso generará beneficios para la compañía y el inversor. Es decir, todo el mundo feliz.
- Sacrificar satisfacer a tus consumidores por (supuestos) beneficios: obtener beneficios puede esperar; satisfacer a un consumidor normalmente no. Un cliente descontento no esperará a que lo soluciones; y el boca a boca puede resultar muy peligroso para tu Start-up. Así que satisface sus necesidades en el momento.
- Querer evitar “ensuciarte las manos”: no todo se puede solucionar detrás de una pantalla o un producto; un negocio se basa en gran medida en las relaciones que tengas con las partes interesadas (inversores, consumidores, colaboradores…), así que no evites tener contacto directo con ellos.
- Peleas entre fundadores: no estar de acuerdo en la base es la manera más fácil de derrumbar una casa. Asegúrate de que ambas partes estáis de acuerdo en lo que queréis y necesitáis antes de empezar ninguna relación empresarial.
- No darte al 100%: no tener la mentalidad adecuada para acompañar a la Start-up hasta el final puede provocar que no llegue a ningún sitio. Cuando una persona tiene más opciones en la cabeza aparte de una Start-up, normalmente se enfoca en ellas, y es necesario estar totalmente concentrado si se quiere tener éxito.